La saga Wall Street consta de dos películas, la primera del año 1987 y la segunda del año 2010.
Cuentan la historia de Gordon Gecko un habilidoso inversor quién, en sus operaciones, cuenta con el apoyo de varios comerciales de acciones entre ellos Bud Fox, quien tratará de ser su aprendiz.
Gecko en sus operaciones usa información privilegiada y genera rumores falsos que provocan la subida o bajada de acciones según le convenga.
Hasta que un día (aviso, spoilers) le pillan y le mandan a prisión.
La condena más severa era por delitos fiscales y no por manipulación del mercado bursátil.
La segunda entrega surge una vez que sale de prisión, entonces su futuro yerno se pone en contacto con él para que haga las paces con su hija, de la cual no sabía nada.
Gecko al final de un drama muy complejo se reconcilia con ella y le dice que tiene un trust a su nombre en Suiza.
El yerno de Gecko quería disponer del dinero para invertirlo en una compañía que estaba detrás de una patente muy lucrativa.
Por ello, convence a la hija de Gecko para que mueva el dinero desde Suiza.
Al hacerlo se da cuenta de que ha desaparecido y había ido a parar a las manos de su padre, Gordon Gecko.
Este coge los 100 millones que había en el trust y resurge, desde Londres aprovechando el crack del 2008, y se hace con una fortuna de 1.100 millones, tras la cual hace las paces con su hija y con su yerno.
Y fueron felices y comieron perdices.
Este artículo, está elaborado por Jacob Salama.